Corbatas italianas

Las corbatas italianas

La corbatería más prestigiosa de Italia, y del mundo, es Marinella, en Nápoles; sólo así se entiende que haya podido contar simultáneamente como clientes habituales a Bill Clinton, Mikhail Gorbachov, François Miterrand y Giovanni Agnelli, en un firmamento de aquéllos tachonado por personalidades de primera magnitud. Casi una centuria ha transcurrido desde que, en 1914, Eugenio Marinella abriera, en Nápoles, su mítica tienda de Piazza Vittoria, 287. Desde entonces en el célebre y reducido establecimiento, de no más de 20 metros cuadrados, que conserva celosamente su aspecto originario, se venden insuperables corbatas hechas a mediad o de serie; la primera opción permite al comprador elegir longitud, anchura, grosor y, desde luego, tela, en un extraordinario muestrario de no menos de 3500 variaciones, merced al suministro de la renombrada firma inglesa Drake´s, cuya antigua y sólida relación con Marinella se ha revelado singularmente fructífera. Excusado resulta encarecer que las corbatas Marinella responden al estricto sel-tipping, con forro y tela exterior idénticos, y, por supuesto, excelente cosido manual, que les procura resistencia y elasticidad máximas.

La corbata Marinella es, sin duda, la más emblemática de las italianas, pero tampoco cabe desconocer que, en un país puntero en moda masculina, los creadores más afamados incluyen en sus respectivas ofertas magníficas, antológicas en ocasiones, corbatas; son, señaladamente, entre otros, los casos de Arman y Zegna; sin olvidar, por otra parte, a marcas con otros orígenes, como Salvatore Ferragamo, Les Copains, Brooksfield o Loro Piana.

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