Regalar corbatas

Las corbatas como regalo

Para quienes visten habitualmente de manera formal, fuera de los zapatos, la corbata es el complemento más notorio, al extremo de que una acertada enaltece el conjunto y la desafortunada la arruina. De ahí nace la conclusión apresurada, a todas luces errónea, de que la corbata es una opción estrictamente personal; y, por tanto, ajena a la condición de regalo. Nada más lejos de la realidad. Sí es cierto, en cambio, que no siempre resulta adecuado el obsequio de una corbata. Así, por ejemplo, no se envía una corbata para agradecer la condonación de unos honorarios; para eso sirven admirablemente vinos, licores y diversos manjares, entre una infinidad de artículos.

De las consideraciones anteriores se desprende que el regalo de corbatas, muy frecuente por otra parte, se ciña a un entorno muy próximo, de familiares o amigos íntimos; y no sólo por costumbre y uso social, sino también a causa de que no se debe adquirir una corbata sin conocer el carácter y formas del destinatario. Por lo demás, parece oportuno acudir a establecimientos especializados o de amplia oferta, con la intención y deseo de que la corbata elegida acabe por gozar de la profunda estima y predilección de nuestro familiar o amigo.

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