No es el primer post que le dedico a Pedro Sánchez, y por desgracia, parece que no va a ser el último. Aún no me he recuperado de su modo de vestir frac, que más que ir de etiqueta parecía que se había disfrazado de Cantinflas, una verdadera aberración. Por no hablar de sus trajes con pantalones skinny y chaquetas de solapas exageradamente estrechas, o de sus camisas con cuellos ridículos, habituales en su día a día.
Y cuando parece que ya no nos puede sorprender, en lo que a cuestiones de vestuario se refiere, viaja este verano a Marruecos para disfrutar de unos días de vacaciones con su familia y se presenta de una guisa esperpéntica. Ataviado con una gorra de chulapo, una camisa tipo guayabera, pantalones vaqueros y gafas de sol de pésimo gusto. Por lo visto, quería pasar desapercibido de ¨paisano¨, pero no lo consiguió.
Como ha quedado patente durante estos últimos años, Pedro Sánchez es capaz de todo y seguro que va dar tardes de gloria tanto en el terreno político como en el puramente estético. Inaccesible al estilo y a la elegancia, hay que reconocerle que tiene buena percha. Tal es así, que encajaría a la perfección como chico de compañía en una película de Pedro Almodóvar. Estoy convencido que el oscarizado director manchego estaría encantado de contar con él en alguna de sus próximas películas.