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Seguramente el Tweed sea uno de los tejidos básicos que no deberían faltar en todo vestuario masculino que se precie. De origen escocés y confeccionado a partir de lana, destaca especialmente por su durabilidad y resistencia, lo que le convierte en ideal para la temporada de otoño/invierno. Fueron numerosos los nobles ingleses que a comienzos del siglo XIX decidieron comprar propiedades en las Highlands para pasar los veranos, poniéndose de moda que cada propiedad se identificara con un tweed determinado, ya que no tenían derecho a un tartán como los clanes escoceses. Un elemento de pertenencia o distintivo, al igual que sucedía con las corbatas conocidas como Regimental que identificaban a los miembros de un regimiento o club concreto.
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En mi opinión, dos o tres chaquetas de tweed no deberían faltar en nuestro armario. Junto a una básica de espiga, verde o gris, o una en Harris Tweed, no debería faltar bien una pata de gallo (Houndstooth) o bien una de pequeños cuadros Gun Club Check. Parece ser que este último diseño nació en 1846 a partir de una variación que la Finca Coigach hizo del clásico tweed Shepherd, siendo adoptado este patrón casi 30 años más tarde por un club de tiro de Estados Unidos. Y de ahí vendría su nombre. Si bien las variaciones cromáticas posibles son casi inagotables, su diseño o patrón es muy característico.
O'Connell's |
A la hora de combinar, si a priori una chaqueta de tweed es particularmente versátil, una Gun Club Check puede serlo incluso más si cabe gracias a su diseño de pequeños cuadros. Perfecta con unos pantalones de franela con o sin corbata, o con unos pantalones vaqueros y suéter. Asimismo, es un motivo acertado para otras prendas como por ejemplo un abrigo.
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