A lo largo del tiempo, si por algo se ha caracterizado la Corona británica es por contar en su seno con personajes masculinos de talla extraordinaria en cuestiones de elegancia y estilo. El célebre Duque de Windsor es seguramente la persona que más ha influido en el vestir masculino, contribuyendo de manera decisiva a que determinadas prendas hayan alcanzado la categoría de clásicos. Un pionero para su época que lograba salir airoso de excentricidades estilísticas y combinaciones a priori imposibles.
Este mismo año nos dejaba el Duque de Edimburgo, siempre impecable y elegante ya fuera vistiendo uniforme militar como ropa de campo. Seguramente en este caso el físico ayudaba en parte, algo que no sucede a su hijo Carlos. El Príncipe de Gales es, después de su tío abuelo Eduardo de Windsor, uno de los hombres más elegantes. Pocas personas son capaces de llevar un traje con tal maestría y distinción natural.
Desgraciadamente, en mi opinión, sus hijos Guillermo y Harry están muy lejos de su padre en cuestiones estilísticas y porte, especialmente el segundo. Pero parece que no todo está perdido, el príncipe George, primogénito de los Duques de Cambridge, apunta maneras con tan sólo 7 años. En la final de la Eurocopa de fútbol entre Italia e Inglaterra, pudimos verlo en el palco acompañando a sus padres. Dejando a un lado su vestimenta de Ralph Lauren Kids, su celebración del gol inglés se hizo viral. El modo de festejarlo o cómo se metió bien la camisa no dejó indiferente a nadie. La soltura, naturalidad y elegancia al hacerlo parecía incompatible con su edad, como si se tratara de una persona madura y curtida en eventos de esa naturaleza en un cuerpo de niño. Aunque evidentemente todavía es prematuro para conjeturas, quizás estemos ante un digno heredero, en lo que a estilo y elegancia se refiere, de su abuelo.