Que los políticos de nuestro país no destacan por su acierto a la hora de vestir no es ningún secreto. Pero una cosa es eso, y otra, algunos patinazos o desatinos estilísticos memorables como el frac de Pedro Sánchez, el esmoquin de Pablo Iglesias o las iniciales de la camisa de Teo. Ayer el ex-ministro de Sanidad y candidato a la presidencia de la Generalitat Salvador Illa quiso estar a la altura de los célebres antecedentes reseñados y acudió a su cita con las urnas luciendo un abrigo gris que iba a dar mucho juego y ser objeto de no pocos memes.
Dejando a un lado su polémica y más que discutible gestión de la pandemia, tema que no corresponde a este blog, el anterior titular de la cartera de Sanidad eligió para tan señalada fecha un gabán cuyas mangas podían cubrir incluso los dedos de sus manos. Rápidamente comenzaron a arder las redes sociales con la longitud de las mangas del sobretodo en cuestión. Que si se lo había cogido a Junqueras o a Mirotic, que si llevaba escondidas en ellas las urnas… y no era para menos, un auténtico despropósito. Por lo visto, a Illa se le olvidó que le acortaran el largo de las mangas antes de estrenarlo, pero lo que no puedo entender es cómo él mismo no se da cuenta al ponérselo o cómo nadie de su entorno se lo hace notar.
Indiscutiblemente, la hechura es uno de los pilares básicos sobre los que se sustenta el buen vestir. Podrás llevar las prendas más holgadas o más ceñidas, pero siempre dentro de unos parámetros. Si pinchas en este aspecto, por buen gusto que tengas a la hora de escoger tu vestuario, la mesa siempre estará coja. Lógicamente, si tienes un sastre de garantías o un servicio MTO adecuado, evitarás este riesgo. Es en la adquisición de prendas ya confeccionadas o ready to wear cuando hay que estar pendiente de acertar con la talla, corrigiendo en su caso el tallaje estándar para adaptarlo a tu fisionomía si fuese necesario.