Guantes

Complementos: guantes

El guante, prenda habitual y de referencia antaño, perdió protagonismo en la segunda mitad del siglo XX, hasta quedar relegado a mera protección de las manos o complemento protocolario y simbólico de los trajes de etiqueta; se ha producido así el viaje de retorno, al volver al punto de partida desde el que se convirtió sobre todo en el ochocientos y primer tercio de la centuria pasada, en el elemento habitual y obligado en el atuendo de un caballero, con guantes diversos para cada ocasión y hora de día y noche. A diferencia del pasado, hoy los guantes sólo se llevan en la calle y temporada de otoño-invierno, salvo presencia en determinadas y contadas solemnidades, acompañando al frac, chaqué o toga académica. Por supuesto, la reducción de usos ha implicado asimismo una notoria reducción de la oferta, tanto en la confección como en las pieles empleadas. Hoy, unos guantes de pecarí o ciervo, antes bien frecuentes, son casi una rareza.

Actualmente, con el frac deben llevarse guantes blancos, y debe preferirse la cabritilla al algodón; de igual manera ha de acompañarse la toga académica, salvo casos de pésame o funeral , en que se prescinde de la pajarita blanca. Con el chaqué (morning dress o cutaway coat), según la ocasión, y, por supuesto, el color negro o gris de áquel, se llevan guantes negros o grises de ante. En el uso con traje de calle, el color de los zapatos suponen referencia obligada: obviamente, zapatos negros reclaman guantes de igual color, forrados o no; en cambio, con calzado marrón o indumentaria informal, están indicados guantes de cuero curtido con distintas tonalidades de marrón. También en invierno, para proteger las manos del frío, suelen utilizarse guantes marrones con piel de cordero y forrados de lana.

En la imagen, guantes de piel de becerro cosidos a mano de New & Ligwood.

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