Meermin |
Las suelas de los zapatos, y particularmente las de piel, por la forma en la que andamos y cómo se distribuye el peso, sufren especialmente el desgaste en algunas partes de las mismas. En primer lugar, el talón en la franja posterior exterior, de ahí, que generalmente venga con un parche de goma para contrarrestar dicha erosión. Y en segundo lugar, la zona de la puntera alrededor de los dedos del pie.
Precisamente, estos parches metálicos moteados de la foto sirven para evitar este efecto y por tanto, alargar considerablemente la vida útil de la suela y del zapato. Además, proporcionan adherencia y evitan los resbalones tan frecuentes con este tipo de suelas. Se fijan mediantes clavos que pasan a través sus agujeros. Por ello, es crucial que su colocación la llave a cabo un zapatero experimentado en la materia.
An Uptown Dandy |
En contra de ellos, sus detractores alegan que pueden resultar muy ruidosos al andar, que rayan el pavimento o que incluso pueden dañar la construcción Goodyear del zapato. Respecto al primer argumento, es verdad que podría resultar así pero también lo es que un zapato con suela de piel ya es ruidoso de por sí. En cuanto al segundo, si los tornillos están bien fijados no tendrían a priori por qué estropear el suelo aunque podría plantear algún problema con alguna superficie como el mármol . Y el tercero se cae por su propio peso si, como he apuntado antes, la labor se pone en manos de un zapatero de garantías.
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